lunes, 26 de diciembre de 2011

PERDÓN POR EL RETRASO.

            Aunque tal vez habría que decir “de nada” porque seguro que más de uno ha agradecido que no le haya estado incordiando cada lunes con tanta zarandaja. De todas formas, he conseguido rascar unos minutos a mi nueva actividad y he decidido contar lo vivido en estos últimos tiempos, así que: “ajo y agua”.
            Si, amigos, tras meses de proyectos, semanas de estudio, días de preparación y horas de meditación, tome la decisión de hacerme empresario. A cualquiera que se le diga que a una criatura que tiene un trabajo fijo, en una oficina, de lunes a viernes, con las vacaciones pagadas y hasta con sus pagas extra, después de cuatro años y medio, va y se le ocurre pedir una baja voluntaria para montar un bar, dirá “menudo gilipollas”. Efectivamente, aunque alguno ha tachado este acto de valentía, la mayoría, incluido yo, pensamos que es una solemne estupidez. Pero a lo hecho, pecho, porque ya no hay marcha atrás.
            Voy a aprovechar esta ocasión para hacer un poco de crítica político-económica, cuestión tan de moda en estos últimos tiempos. Como muchos sabrán ya, existe la posibilidad de cobrar la prestación por desempleo en forma de “pago único” para iniciar una actividad empresarial. Por esta normativa, un porcentaje de esa cantidad acumulada en nuestra cuenta del INEM, se recibe de forma directa y el resto se usa para pagar los impuestos que conlleva la actividad. Esta ayuda, se brinda a las personas que han perdido su puesto de trabajo, normalmente por un despido. La medida, dicen, motiva el autoempleo y está muy bien, si no fuera porque solo se la dan a los trabajadores que han sido despedidos, seguramente por no ser de lo mejorcito de la empresa. Por contra, si un trabajador, que aspira a algo más que mil euros al mes, decide auto despedirse, para darse de alta como trabajador autónomo e incluso contratar a dos trabajadores, como es el caso, dejando, además, un puesto vacante en su antigua empresa, para que así otra persona consiga un contrato, ese emprendedor no tiene derecho a esta prestación que tan bien se recibe cuando se empieza un proyecto empresarial, por pequeño que sea. ¿Cómo se te queda el cuerpo? Es normal la inflamación de las glándulas reproductivas que sufro cuando veo que se premia a la incompetencia más que al esfuerzo ¿no? Y por si fuera poca la injusticia, intento conseguir una pequeña bonificación en los seguros sociales de una trabajadora de 22 años, haciéndole un contrato de aprendiz, pero no se le puede aplicar este tipo de contratación porque es Licenciada en Dirección y Administración de Empresas y parece que se da por hecho, que a una persona licenciada en cualquier carrera no se le puede enseñar a ser camarera. Estoy casi seguro de que si algún día un banco la acepta como trabajadora, sí que podrán contratarla de aprendiz y así ahorrarse unos impuestillos durante un año.
            Os dejo un enlace para los interesados en el tema de la “subvención”: http://www.lexjuridica.com/doc.php?cat=22&id=64
            También os dejo el enlace del perfil de Facebook del restaurante, por si queréis agregarlo como amigo y así estar informados de las ofertas y promociones:

Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente.

Peter Drucker (1909-2005) Escritor y consultor austriaco.