lunes, 26 de febrero de 2018

MILAGRO DEL HUMOR


Cómicos y humoristas hay muchos, los hay mejores y los hay peores, según gustos. La mayoría pasan de moda antes o después y solo unos pocos se vuelven inmortales, a esos se los conoce como los genios del humor. Hubo uno al que yo no calificaría exactamente como genio del humor precisamente. Contaba chistes, muchos de los viejos y casi todos de los malos y la mayoría de las veces los contaba mal o mezclaba unos con otros. Si hubiera empezado hoy lo más seguro es que no hubiera pasado de ser el friki de turno que no daría ni para un zapping o un meme. Pero no fue así.

A veces el universo se confabula y hace coincidir a una persona concreta en el momento preciso y ocurre algo que casi nadie espera ni entiende, porque no tiene explicación, algo que si hubiera pasado antes o si hubiera pasado después, seguramente hubiera pasado desapercibido. A mediados de los noventa, cuando casi nadie sabía lo que era internet ni teníamos teléfono móvil y solo había cinco canales y medio, el mundo del humor y la televisión le daban otro giro de tuerca al mundo del chiste. Una fórmula de lo más innovadora, chistes viejos y gente joven. Jóvenes eran casi todos, pero había un señor que era mayor que la mayoría de los chistes que se contaban. Era malagueño, pero no era como el resto de andaluces que había en el grupo, él era especial. Se hacía llamar Chiquito de la Calzada y por aquel entonces ya gastaba los sesenta, llevaba desde niño intentando sobrevivir de el cante y de repente entró en nuestras vidas, entró en la vida de todo el mundo. Al principio vestía siempre con zapatos negros con un poco de tacón, lustrosos como si cada noche estrenara un par, pantalón de pinza negro y unas camisas estampadas de lo más llamativo. Las camisas fue de las pocas cosas que no puso de moda. Contaba chistes de una manera que no lo había hecho nadie nunca, se paseaba por el escenario como un bailaor con micro espasmos, a veces como si tuviera una china en cada zapato, a veces como si le renqueara una pierna. Además de recorrer el escenario de punta a punta con su estrafalario desfile, usaba unas expresiones hasta el momento desconocidas, un idioma nuevo, unas palabras que nadie había oído jamás, pero que sin embargo todos acabamos entendiendo, las asimilamos y las empezamos a usar en nuestro día a día y así hasta hoy. De repente, todos queríamos imitarlo, andar como él, contar sus chistes y hablar en su idioma, algunos hasta se hicieron ricos copiando al personaje.


Pero Chiquito nunca fue un personaje, no lo creó un guionista, no interpretaba un papel, no preparaba sus actuaciones, ni ensayaba con ayuda de un profesor de interpretación. Chiquito era él y él era así. Siempre fue así. La vida le dio limones muchas veces y siempre hizo limonada. Era el master de la limonada. A pesar de todo se rio del mundo y el mundo se río con él. No fue una simple moda, fue un acontecimiento que revolucionó el mundo del humor e incluso a la misma sociedad, hasta el punto de que tras casi 25 años, todavía perdura en nuestra memoria y lo que le queda. Porque si hay algo más difícil que hacer reír es que te quiera todo el mundo. Hace poco más de tres meses que Chiquito nos dejó y mientras escribo estas palabras y hago memoria, no puedo evitar que se me haga un nudo en la garganta y me consta que hay muchos que sienten lo mismo que yo. Porque es cómo perder a ese tío segundo tuyo, al que no veías mucho, pero que le tenías un cariño especial, sin saber exactamente por qué. Tal vez era por su forma de contar los chistes, tal vez porque se le conocía como una muy buena persona y su mirada siempre desprendía ese halo de bondad y ternura o a lo mejor porque los que con el tiempo hemos conocido su historia, sabemos que es un verdadero ejemplo de superación, que tras una vida cargando penas y miserias a la espalda, tuvo un golpe de suerte y, aunque parezca increíble, no se le subió a la cabeza y demostró que fue merecedor de esa oportunidad. Puede que Don Gregorio, como lo llamábamos en el barrio, no fuera lo que se dice un genio del humor, pero de lo que sí estoy seguro es que Chiquito de la Calzada siempre será un auténtico milagro del humor.




"El humor es una herramienta de poder. Nos proporciona una perspectiva diferente sobre nuestros problemas y una actitud de desapego y de control. Si eres capaz de reírte de algo, ¡ya le has ganado la partida!"

Bill Cosby.