jueves, 31 de octubre de 2013

GRACIAS.


            Cada noche, cuando me derrumbo en la cama, abatido por un día a día que no parece tener comienzo ni final, cierro los ojos para mitigar el escozor de mis retinas y respiro profundamente justo antes de empezar a intentar relajar cada músculo tensionado de mi cuerpo, justo antes de intentar dejar de pensar en las batallas que todavía están por librar y de sentir esa terrible sensación de angustia que produce la incertidumbre de no saber si todo el esfuerzo, todo el dolor y todos los sacrificios tendrán en algún momento su recompensa. En ese momento, muchas veces, oigo tu respiración y cuando abro los ojos, puedo verte dormida junto a mí.

            Hace tiempo que no te digo que me bebería los océanos por ti. Rara vez susurro a tu oído que atravesaría el infierno para conseguir un abrazo tuyo. Ni siquiera que arrasaría el desierto más inmenso para llegar a tus labios. Las mariposas que tantas cosquillas dieron a mis entrañas se fueron y no han vuelto. El temblor que mis piernas sufrían cuando te besaba con la pasión de un veinteañero se ha curado y las madrugadas soñando despierto con pasar todas las noches de mi vida durmiendo a tu lado y oliendo el dulce aroma de tu piel ya no las recuerdo.

            Nada de esto tiene demasiada importancia cuando te das cuenta de que ni se beben los océanos, ni se atraviesan los infiernos, ni se arrasan los desiertos y que lo que realmente importa es saber que la persona que has decidido que camine a tu lado hasta el fin de tus días, duerme a tu lado cada noche sin importarle lo duro que va a ser el mañana, ajena a la importancia que tiene que su ser sea el que aporta la última chispa que mantiene vivo el motor fatigoso de una alma cansada de ser derrotada y que por mucho que cueste, siempre está ahí para darte el empujón que necesitas cuando todo el mundo intenta demostrar que no eres capaz de conseguirlo.  Gracias por alumbrar con tu mirada el camino siempre incierto que me empeño en recorrer. Gracias por perdonar cada error que mi torpe corazón no deja de seguir cometiendo. Gracias por estar. Gracias por ser. Gracias.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario