lunes, 22 de agosto de 2011

COMO PASA EL TIEMPO

            Llegamos tarde al trabajo, llegamos tarde a recoger a nuestros hijos al colegio, llegamos tarde a la cena, llegamos tarde al cine, llegamos tarde a las bodas, llegamos tarde a los funerales, llegamos tarde a nuestra vida. El tiempo, un concepto cruel, una palabra definible solo por una minoría y que subyuga a la inmensa mayoría. Todos estamos atrapados en el incesante correr del tiempo y nos amoldamos a él de la mejor manera posible. Pero hoy, cada vez más, esa cuenta infinita de segundos aplasta nuestra existencia y nos hace esclavos del reloj. Vivimos dentro de una agenda, con un cronómetro pegado a nuestro culo y con la inquietante sensación de que nos faltan horas para cumplir nuestros quehaceres.
            Empiezo a estar cansado de esta vida tan calculada y cuadriculada donde el paso del tiempo nos pisa los talones y ni siquiera nos da la opción de darle a la pausa para respirar, volver atrás para rectificar errores o saltar hacia el futuro para evitar alguna que otra situación traumática. Solo podemos farfullar mientras seguimos adelante, porque cada minuto que pasa son sesenta segundos que no podemos recuperar. Tal vez, algún día, el único reloj que nos guíe sea el biológico y solo tengamos que preocuparnos por la hora de dormir o la hora de comer y todo lo demás se hará cuando nos apetezca. Hace tiempo dejé de llevar reloj, pero como llevo siempre el teléfono móvil (otro artículo esclavizador) siempre sé lo tarde que voy a cualquier sitio. Cierto es que, con una buena organización y planificación, el tiempo puede cundir mucho más. Lo malo es cuando queremos meter en nuestra agenda más actividades de las físicamente realizables, porque ni el tiempo se dilata, ni nosotros nos desdoblamos y de ahí viene toda esa ansiedad cotidiana que produce este sistema en el que nos vemos sumergidos y pocos son los que pueden escapar.
            Me acabo de proponer liberarme de la esclavitud de la que el tiempo me ha hecho preso. Pienso detenerme más y dejar que los minutos sigan pasando, mientras disfruto de cada sonrisa de mi hija. Quiero sentir más cada beso de mi mujer, dure el tiempo que dure, sin preocuparme si mañana tengo que madrugar. Caminaré más y correré menos, sin importarme tanto el llegar, como el regocijarme en cada paso que dé. Deseo vivir como si cada día fuese el último y sin preocuparme que lo sea. Añoro esa paz interior que te hace flotar cuando eres niño y desconoces el concepto del tiempo. Echo de menos esos días en los que no me preocupaba perder cada segundo de mí vida, que tal vez no lo perdía, más bien lo vivía. Este artículo termina aquí. Sé que ha sido un poco más corto de lo normal, pero es que no me ha dado tiempo a más.

          “La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”

John Lennon (1940-1980). Cantante y compositor británico.

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