lunes, 8 de agosto de 2011

VOY A ECHAR UN CIGARRITO

          Por más números que hago, no me salen las cuentas. Mientras me fumo un pitillo y su sinuosa humareda me envuelve, me ha dado por sumar, o más bien restar. El paquete me cuesta en el estanco 3,40€, a 0,17€ el cigarrito. Yo fumo unos 16 cigarros diarios, eso resta unos 1000 € al año de mi maltrecha cuenta bancaria. Seguro que más de uno ya había hecho estos cálculos y yo no sé a los demás, pero a mí se me ponen los pelos como escarpias cada vez que lo pienso. Los antitabaco, tan de moda estos días, nos seguirán insistiendo en lo perjudicial que es este vicio para la salud y encima ahora echarán más sal en la herida con el tema económico. Hablamos de un  mes de trabajo de un mileurista de a pié, que se pasa por el pecho unas buenas vacaciones, un par de meses de hipoteca, el gasto de electricidad de todo el año o cualquier otra cosa de esas que nos cuesta tanto pagar cuando a duras penas llegamos a fin de mes. He empezado a informarme sobre el asunto de los impuestos. No sé si me quedo más tranquilo o lo flipo en colores. Hay que ver la cantidad de pasta que mueve el tabaco en este país y, por raro que parezca, los mayores beneficiarios no son las tabacaleras ni los estancos. El porcentaje tributario sobre el tabaco es desproporcionado y se excusa, entre otras cosas,  en la financiación de los tratamientos de enfermos del tabaquismo y derivados. Si Hacienda saca tanto en impuestos y casi todo se le va en sanidad, podrían prohibirlo o mejor aún, legalizar otras drogas que todos sabemos que no son tan dañinas como el tabaco y así dejarían de llevarse todo el beneficio unos delincuentes, que no tributan, para que se lo llevaran otros… que sí tributan. ¿Cuestión de ética? Tal vez habría que redefinir la ética en este aspecto. A mí que no me digan que aquí no consume drogas ilegales el que quiere y cuando quiere. Se ha vuelto más complicado fumar un cigarro que meterse una raya. Para el que le interese, dejo dos enlaces al respecto.
Vicio absurdo donde los haya, el tabaquismo. Es la única droga que conozco que, una vez que eres adicto, su consumo no te produce un efecto placentero. Por el contrario, te sientes mal cuando llevas rato sin fumar y solo filtrando humo de tabaco por tus bronquios se pasa esa angustia que contrae tu pecho, como si el aire que respiras no llenase tus pulmones.  Es curioso, cuando todavía no somos fumadores empedernidos te colocas un poco con las primeras caladas, pero luego, cuando te acostumbras y ya no te hacen efecto alguno, ya es tarde, es cuando necesitas fumar para no sufrir esa desesperante agonía que nos hace esclavos de la dependencia a la nicotina, al mal aliento y al alquitrán en las entrañas. Me despido, que no me queda tabaco y tengo que ir al estanco antes de que cierre.

“El amor, el tabaco, el café y, en general, todos los venenos que no son lo bastante fuertes para matarnos en un instante, se nos convierten en una necesidad diaria”
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español.

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